Un par de tapas de limón, bien jugosos, aciditos y listos para exprimir, así los he sentido desde pequeña, por un momento pensé se convertirían con el paso del tiempo en un par de naranjas, toronjas, hasta pomelos quizá, melones, balones, qué sé yo, pero ¡no!
Actualmente tengo 24 años y no sé qué es tener tetas grandes o medianas, un par de tapas de limón es lo que me ha acompañado siempre. ¿Te ha pasado? o ¿has tenido el “privilegio divino” de desarrollarte y ver el proceso de evolución carnudo de tus bubis?
Algunas mujeres quizá no han “disfrutado” ese proceso, porque al llegar a los 11, 12, 13, 14 y 15 con esperanzas de que a los 18 sí les salgan, la realidad que les muestra el espejo es que quizá a los 20 ya las tengas bien grandesitas y cuajaditas con la triste "desmotivación" de que en el 2do piso llegaron igualitas que en el 1ro.
Lo cierto es que para muchas es este momento el que las hace cambiar de parecer y decir: me acepto tal y como soy aprovechando al máximo mi planura o simplemente voy tras un cambio ¡radical! de aumento.
Bien sea la primera opción o la segunda están perfectas, todo consiste en que la motivación que sintamos sea la correcta para elegir una buena decisión: que te mires al espejo y a ti, solamente a ti te complazca lo que ves, sin pensar en el qué dirán de los demás.
Sin embargo, no es un secreto que los dedos índices estirados hacia adelante con los 4 restantes recogidos, son la postura que muchas adoptan a la hora de ver senos pequeños o muy pequeños y hasta los mismos operados... Es que definitivamente el ser humano para opinar ¡búsquenlo! Metemos la cuchara donde nadie nos lo ha pedido sin pensar en que pueden salir afectados los demás por nuestras líneas de juicio.
Por eso debemos aprender a callar las voces de aquellos que no están de acuerdo con nuestras elecciones y estar seguras de que las decisiones que tomamos no afecten nuestra propia vida y la de los demás.
Debemos tener la valentía de mirarnos al espejo desnudas y con mucho o con poco por delante aprender a amarnos, sin necesidad de querer cambiar algo, sino aprender a amar nuestra naturaleza real, quizá pensar en aquellas que han perdido sus pechos por una enfermedad y valorar que nosotras los tenemos enteritos sea una buena motivación para agradecerle a la Divinidad, a la vida y al universo por ese privilegio, quizá pensar en que podemos dar vida a través de lo que ellos segregan sea una buena motivación para aceptarlos con ojos de amor y no de querer cambiarlos, o también pensar en que con ellos nos excitamos muchísimo cuando estamos con nuestra persona preferida sea una excelentísima motivación para quererlos aún más.
Todo es cuestión de que no solo veas la vida desde tus ojos o desde tu ángulo, sino que aprendas y te des la oportunidad contigo misma de verla con el lente de una cámara distinta, por lo menos dejar de verla por los esteriotipos de belleza estipulados por la sociedad. De todas formas, elijas tus bubis pequeñas o elijas un aumento, que todo sea por la motivación del amor y no del autojuicio o autocastigo.
Además, si eres hombre, recuerdes que cuando de mujeres se trata la diversidad de cuerpos es infinita; si eres mujer y naciste con los senos pequeños, ¡no te latigues más por eso! Agradezcas porque los tienes, te ames desde dentro, recordando que un tamaño de pechos no te define, pero sí la actitud de amor con la que enfrentes cada día de tu vida.
Hoy, ¿desde qué ángulo estás viendo tu cuerpo? ¿Desde el amor o desde el autojuicio?
Reconcíliate con tu cuerpo, con amor: Glow. .
Esta soy yo, sí, de bubis pequeñas también. Las amo profundamente.
Comments